ANNUS MIRABILIS

Termina el año 2007. Seis jóvenes recién salidos de una de las muchas escuelas de cocina de Caracas preparan maletas porque en apenas una semana comenzarán sus pasantías en un restaurante muy famoso de España. Son parte de una generación desperdigada en restaurantes de todo el globo. En congresos y restaurantes el nombre de Venezuela no es desconocido. Estos seis chicos tal vez crean natural lo que les está pasando, pero para llegar a convertir la gastronomía venezolana en un hecho cotidiano se necesitaron tres décadas de trabajo sostenido. Ellos ensayan despedidas cuando faltan horas para que termine uno de los años más excepcionales que recuerden los de mi generación. Es quizás el año en que más discusión se generó acerca de las perspectivas de la evolución futura para nuestra gastronomía, gracias a una profusión de congresos no vista hasta entonces. El pitazo inicial lo dio la Universidad Metropolitana al organizar un congreso internacional de gastronomía que se convirtió en un gran foro de discusión por parte de académicos muy reconocidos del país. Le siguieron, en la misma ciudad de Caracas, el VI Salón Internacional de Gastronomía, el Vino toma a Caracas y el Primer Festival internacional de Gastronomía. Estos cuatro congresos trajeron a Venezuela cocineros y pensadores de primera línea de todos los continentes.

En un país totalmente centralizado como el nuestro, un medidor natural de la masificación de un fenómeno es cuando la provincia le resta protagonismo a Caracas; es el caso de este 2007. Fuimos testigos del Festival gastronómico de Anzoátegui, Yaracuy fue co-sede del festival internacional, en Valencia se sintió la madurez del Congreso eno-gastronómico, se hizo el impresionante primer festival de cocina amazonense y en Puerto Ordaz nació la primera semana del vino.

Hablamos del año en que un grupo de larenses hizo un libro de cocina para mostrar las recetas de la nueva generación de cocineros venezolanos, bautizándolo Tocar Fuego. La calidad editorial del mismo resultó tal, que terminó por hacerse acreedor del premio para ediciones gastronómicas más importante del planeta; el premio Gourmand. A kilómetros de Barquisimeto, nuevamente en la capital, salió el primer número de la revista gastronómica MilSabores que junto a la zuliana Papa y Vino y las capitalinas Cocina y Vino y Zona Gourmet constituyen referencia obligada mensual. Las imprentas no pararon: Alberto Soria publicó otro libro y se reeditaron las crónicas de Ben Amí Fihman. El libro Mi Cocina de Armando Scannone cumplió veinticinco años y por primera vez el restaurante más lujoso de Venezuela decidió hacer (para celebrar el aniversario del libro) un festival de cocina con platos tradicionales de Venezuela. Es el año en que los venezolanos estuvieron en listas de espera para poder comer estos platos.

Fuimos visitados por grandes cocineros mundiales: Narda, Martiniano y Donato del canal de cocina Gourmet, Schiaffino de Perú, Troigros y Alex Atalá de Brasil, Santi Santa María y Andoni Luís de España, o el carismático Bourdain de USA. Muchos de ellos mostraron su cocina en restaurantes locales, pero este año 2007 fue testigo de un fenómeno emocionante: ¡festivales de cocineros venezolanos! Restaurantes de Caracas tuvieron llenos absolutos invitando a un cocinero de Barquisimeto y una cocinera de Paria. El restaurante Círculo de Barquisimeto hizo un festival con cocineros de Caracas y uno de Caracas trajo de Miami a nuestro laureado Edgar Leal.

Por primera un grupo de cocineros de la capital decidió agruparse para lograr crear una discusión sostenida y sistemática del conjunto de sus ideas (la llamaron Sociedad gastronómica del tapeo) y la segunda edición del premio Eureka al joven Chef no solo alborotó la escena gastronómica sino que fue ganada por cocineros de la provincia venezolana. Hablamos del año en que como nunca antes cobramos conciencia de la necesidad de documentar cada respiro dado, no sólo para consumo local sino para mostrarlo al mundo. Nació la primera agencia de noticias gastronómicas venezolanas y con ello se consolidó una verdadera explosión de presencia gastronómica venezolana en Internet gracias a los cientos de Blogs de cocina hechos por venezolanos que en este momento son alimentados diariamente con información fresca.

Gastronómicamente aun estamos en estado primario si establecemos comparaciones con realidades mucho más consolidadas, pero uno de los aspectos en los que se vio claramente la madurez que hemos logrado adquirir fue el de los nuevos restaurantes. Las aperturas más esperadas del año por primera vez no fueron las de las inversiones suntuosas sino la de aquellos lugares cuyos dueños eran al mismo tiempo quienes comandaban los fogones … cocineros y cocineras venezolanos.

En 1905 el físico alemán Albert Einstein publicó cuatro trabajos que a la postre resultaron ser la columna vertebral de los cimientos de la física moderna. Tal fue la trascendencia de esos estudios, que el año de 1905 fue bautizado como un “Annus Mirabilis” (año milagroso en latín). Desde entonces en occidente los académicos han establecido otros años milagrosos del siglo, como por ejemplo 1922 para la literatura.

La única manera de saber si 2007 fue un año trascendental para la gastronomía venezolana será viéndolo en un plano retrospectivo dentro de muchos años. Ello únicamente será posible si entendemos lo que nos sucedió y poseemos la disciplina para encaminarlo … pero quizás usted y yo seamos testigos sin saberlo de nuestro annus mirabilis ¡Feliz año nuevo!

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