Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2007

EN DEFENSA DEL FUEGO

Libre corrías por lava volcánica y rayos celestiales, esparciendo temor con tu calor. Pero libre no habrías de ser siempre. Te dejaste seducir por ese embaucador de dioses llamado Prometeo ¡Bien caro que pago el pobre hombre el acto domesticador. De no haber sido por Heracles aun resonarían sus alaridos! Pero valía la pena correr el riesgo, flama que consumes. Te fuimos domesticando. Silex contra silex, madera blanda contra madera dura, lupa, yesquero, cerillo, bomba atómica. Golpe a golpe nos fuiste perteneciendo y generoso nos entregaste tus tres primeros secretos: defensa, calor y luz. Seguridad, vida y eternidad. Clan, solaz y prolongación. Cauterización. De tanto defenderte para evitar tu extinción (y con ella nuestro ocaso), entendimos que nos pertenecías y que en nuestras manos estaba hacer que aparecieras a nuestro antojo. Guijarros inservibles como la papa o el maíz pasaron a ser comestibles por el solo hecho de acercarse a tu presencia. Papa blanda, maíz que explota ¡Eras,

LEYENDA

Imagen
Viajando entre manglares y cayendo de bruces en la misma mar, una leyenda recorre los caminos de una isla mujer, al igual que el agua que la rodea. La han llamado Paraguachoa, o “agua de muchos peces”, si es posible aventurar una traducción. Ese territorio mítico tiene un lugar, cuentan, en donde cada mañana los pocos privilegiados que conocen el secreto, se reúnen para escoger entre una media centena de peces diferentes ¡Imaginamos que semejante historia sólo cabe en los espejismos febriles de fabuladores! Uno de esos pescados es nombrado Malacho y hay quienes afirman haber visto como lo golpean sin piedad, para luego extraer con cuchara sus carnes y hacer croquetas con ella. Otros dicen haberse topado con un pescado con dientes de conejo cuya carne parece pollo, creen haberlo oído llamar Mondeque. Es difícil saber donde termina el delirio y donde comienza la realidad porque inclusive se habla de la existencia de cestas con un pescado que posee una espina venenosa, llamado sapo y que

ELLOS NO ESTÁN DE MODA

Cuando llega el momento de discutir acerca del servicio, un escalofrío recorre la médula tanto de comensales, como de dueños de restaurantes. Llegado el momento de clasificarlo, solemos simplificar con fiereza que el nuestro es endémicamente malo y para formalizar el argumento apelamos a comparaciones basadas en atenciones recibidas en otras latitudes. No negaremos que se necesita avanzar mucho en todo lo que se refiere a la “atención al público” pero es bastante importante entender que se trata de un tema muy complejo, cuyos vericuetos y soluciones están detrás de tres palabras claves: disposición, actitud y profesionalización. Creer que los venezolanos fuimos castigados con un gen que nos vuelve patológicamente adversos a servir, es una tontería. Decir “a los venezolanos no nos gusta servir” es simplemente un ladrillo más en el muro de falta de amor propio que como nación levantamos cada día. Basta con preguntarle una dirección a un quiosquero, ser atendido en cualquiera de las miles

ESTUDIO DE MERCADO

I A las nueve de la mañana de un día cualquiera, un viajante acaba de franquear los controles de inmigración y se dirige a la zona de la “feria gastronómica” del aeropuerto Internacional de Maiquetía para apurar un desayuno tardío. En una zona claramente delimitada lo esperan diferentes conceptos gastronómicos de comida rápida. En conjunto resumen a las diferentes comunidades étnicas que nos han poblado durante décadas de migraciones. En medio de un pausado orden general, uno de los puestos destaca de inmediato, gracias al bululú desordenado de ojos que ansían la atención de un sobrepasado dependiente. Todos quieren arepa, juguito de guanábana, desayuno criollo con carne mechada o hasta el clásico vaso de Toddy. Lo lógico sería moverse a un puesto de comida cercano menos atestado, pero cuando se trata de desayunar, hay concesiones que preferimos no hacer. II El zumbido del intercomunicador, para alivio de ella, anuncia que finalmente los invitados a su cumpleaños han comenzado a llega

¿Quién nos devuelve el sabor?

Pongo un pedacito del medio de un artículo muy hermoso del periodista de la BBC Mark Madell que PUEDEN LEER COMPLETO AQUÍ Nuevamente perdonen que sea en Inglés pero recuerden que con el TRADUCTOR DE GOOGLE se consiguen versiones comprensibles aunque cómicas a ratos. "If there is a loss in flavour, who is to blame? Us, for not shopping carefully enough? The European Union and standardisation? Or the demands of the supermarkets for stuff that looks bright and shiny? Or big farms with standardised production? I don’t know, and would be interested in your comments. Am I not right in thinking it took years of breeding and selection to get a tomato to taste even better than the yellowish “plump thing with a navel” that grew in the wild in Peru? So when did human husbandry take the wrong turn and reduce, not increase flavour?"