Zona 5

Todo lo que se refiere al manejo de las telecomunicaciones a nivel mundial, es regulado desde 1932 por las Naciones Unidas a través de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Este mismo organismo generó la famosa recomendación E.164, que a la postre terminaría por asignarle a cada país un código numérico para llamadas internacionales. El código de cada país precedido del símbolo matemático + es en la práctica la cédula de identidad que engloba los amores y los pesares de un pueblo y quiso la natural arbitrariedad numérica de los estándares, que todos los países hispano parlantes de América (salvo República Dominicana) tuviésemos un código que comienza por el número 5.

+54, +52, +56 y +57 son los códigos que hoy resaltan, suman y prevalecen en mi libreta de direcciones. Lo hermoso es cada uno de esos códigos anteceden el número personal de algún cocinero. Esa predominancia de la “Zona 5” es lapidaria en su discurso: estoy siendo invitado cada vez más a cocinar en países latinoamericanos y es en este contexto que se está armando la red de afectos, solidaridades e intercambios de los cocineros latinoamericanos… la libreta de direcciones no puede mentir.

Hace una semana el Chef Enrique Olvera, dueño del “Pujol”, asentado en la muy exclusiva colonia de Polanco del gigantesco D.F mexicano, cumplía siete años al frente de su restaurante y me invitó para que los celebráramos haciendo una cena a cuatro manos, que abrí con una ensalada de remolacha y continué con una “Fosforera”. Dentro de una semana estaré cocinando en el restaurante “Matiz” comandado por el peruano Francisco Malca en la ciudad de Bogotá y abriré con una crema de caraotas negras. En tres semanas serán los chilenos de Valparaíso quienes probarán elementos de nuestra riqueza gastronómica y gozaré los planes del Chef Matías Palomo (Sukalde) que anda organizando un congreso latinoamericano de cocineros.

Sin dejar a un lado, lo halagador que resulta que se abra la posibilidad de ser embajador de nuestra cocina y el placer que implica ver a un extranjero relamerse con una polvorosa de pollo, lo que más emociona es el metamensaje presente en esas invitaciones, hechas además, por cocineros que no llegan a la cuarta década de edad. Son cocineros invitando a cocineros en un ambiente en que todos comandan sus propios restaurantes. En esos encuentros no nos sentimos extranjeros sino latinoamericanos y de repente nos damos cuenta que ya no somos las curiosidades en los congresos de cocina organizados en el continente. Sin embargo, el cambio de paradigma mayor lo muestra el público con su presencia, ya que el mundo de los negocios fríamente no cree en cantos: Si por primera vez en lugar de invitar a cocineros de Europa se están invitando a latinoamericanos para hacer festivales, es porque el concepto vende. Obviamente, el conocimiento técnico y la innovación, siguen comandados por cocineros de la Zona 3… ¡Pero el +5 ya está en todas las libretas!





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