2018 (DOS EN VESPA)

En julio 2017 vine a Chile, como muchas veces antes, para una reunión familiar. Aproveché para tener contactos gastronómicos con antiguos afectos y realizar algunas actividades. A algunos les comenté que estaba agotado del día a día en Venezuela y que estaba viendo como tomarme un trimestre sabático para despejarme y recargar fuerzas. Hacia finales de septiembre volví a Chile. Mi comentario había dado frutos y los directores del Centro de Innovación Gastronómica de la Universidad Tecnológica de Chile Inacap me invitaron a realizar un material educativo por tres meses. Dejé mi país por tres meses. En diciembre 2017 entregué el trabajo por el que me habían contratado y recibí una oferta para ser subdirector del área de educación continua del centro. De aceptar yo, implicaba algo que no me había planteado – o, mejor dicho: evitaba plantearme- y era emigrar. Y emigré. Este 2018 ha sido un carrusel emocional. Uno que no tenía planificado – yo, que todo lo mido- a estas altura...