¿SABES CUÁNTO PESA UN TRAJE DE CHARRO?


Eran 4.

Papá, Mamá, un hijo llegando a los 20 años y el otro con 12 recién cumplidos.

En bus, como casi todos, habían llegado a Ecuador y allí habían montado un grupo de mariachis. Un grupo de 4.

Con el tiempo entendieron los ritmos y las temperaturas de la fría Quito y pasaron a formar parte de ella. Entendieron en que momentos contratan a un mariachi, que canciones gustan más, con cuál hay que comenzar el repertorio y con cuál se finaliza siempre. Dieron serenatas que terminaron en besos y serenatas que no reconstruyeron besos perdidos. Vieron padres abrazar a su hija quinceañera y vieron familias alrededor de la abuela. Supieron darle protagonismos al que siempre fantaseó que estaba en un escenario y regresaron a su casa en autobús público vestidos de charro los 4.

Eran parte de Quito.

Pero desde que hace 8 años comenzó el éxodo masivo de venezolanos en realidad no somos parte de ningún lado. En algún momento nos hacen sabor que quizás estemos mejor en otro lado. No hay nada que dé más miedo que la pobreza y damos miedo. En algún momento damos miedo. Somos el recordatorio de que las cosas se pueden dañar y eso es incómodo.

Ocho millones caminando es mucha gente.

Los 4 lo entendieron. Ya no son bienvenidos les dijeron. Un contrato cada vez más dificil, un de dónde eres preguntado antes de contratarlos, un mejor hablo poco para que no me escuchen el acento.

Otra vez el bus. Primero Perú y luego Bolivia. Varios días. Mucho sándwich frío.

De Bolivia el largo camino a la frontera de Chile para tratar de entrar por el pequeño poblado chileno de Colchane.

Con la piel reseca. Los labios ya partidos.

Esa zona es el desierto. El desierto a 3000 metros sobre el nivel del mar. El desierto a temperaturas por debajo de cero muchas veces.

Las útimas 10 horas se hacen a pie. De Noche. Cada ruido en ese silencio cuenta. Una rama que se quiebra en la oscuridad puede ser de un militar de inmigración.

Cuando vas a pasar a pie, más a esa altura, llevas una maleta. Solo una maleta.

Cuatro maletas cruzan un humedal en donde a cada paso se hunden la pierna hasta la rodilla. Así es esa zona. Esa zona a 3000 metros y temperaturas cercanas a cero.

Después de vivir un tiempo en Ecuador has acumulado cosas ¿Cómo habrá decido cada uno qué llevar en su maleta? ¿El de 12 años habrá escogido un juguete? ¿Iría alguna foto? ¿Una navaja? ¿Los zapatos bonitos?

¿Has caminado tú alguna vez de paseo en la montaña, eso que llaman trekking, o quizás hecho el Camino de Santiago o tal vez una procesión nocturna? ¿Verdad que se piensa cada kilo que se va a llevar?

¿Qué decidirían ellos 4?

Las maletas comenzaron a pesar.

Mucho.

Y los 4 comenzaron a botar cosas para aligerar la carga.

¿Cómo decides qué botar cuando has metido los últimos 20 kilos que te importan? Los 20 kilos más importantes de tu vida. Los últimos 20 kilos ¿Cómo le dices a un objeto que es el menos importante y no miras atrás cuando lo dejas? Igual no serviría de nada porque está oscuro. Atrás es oscuro.

Al final en cada maleta solo quedaron un cargador de teléfono celular, una muda de ropa y el traje de charro mexicano. El traje, no el sombrero. En el desierto quedaron 4 sombreros movidos por el viento.

Yo abrí los ojos cuando llegué a esta parte del cuento. Aunque estaban los cuatro en la mesa, solo hablaba el Papá.

¿Sabe cuánto pesa un traje de charro?

No. Le dije.

——

Esta historia es totalmente verídica. La escuché sentado en una mesa con ellos 4. Un año después de escucharla me vinieron a visitar de nuevo. Se veían contentos. Estaban cantando.

Dejo dos referencias. El documental hecho por el arzobispado de Santiago de Chile es increíble… y doloroso.

 

TRÁILER DEL DOCUMENTAL ESPERANZA SIN FRONTERAS

DOCUMENTAL ESPERANZA SIN FRONTERAS


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Solo le pido a Dios que se apiede de nosotros. No quiero ni pensar en el 29 de julio si Maduro es declarado ganador.

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