PASTA CON CARAOTAS
PASTA CON CARAOTA: O COMO NOS HEMOS IDO PERDIENDO EN TRADUCCIÓN EN MEDIO DE NUESTROS COMPLEJOS.
Hay un plato maravilloso del sur de Italia que se llama "pasta e fagioli neri" y seguramente si uno lo coloca en el menú de su restaurante la gente lo pida y, si lo supimos preparar bien, lo alabe.
De esas pastas con porotos (caraotas como le decimos los venezolanos) nacidas de la pobreza en una Italia, que tantas alegrías gastronómicas nos ha dado, nacieron platos emblemáticos como los porotos con rienda chilenos o las caraotas con espaguetis y queso llanero rallado de Venezuela.
Me detendré en el plato venezolano.
Es un plato que negamos. Es un plato de pobre, de roto, de inculto. El delito de ese plato es no tener nombre italiano. Un plato de anécdotas que muestran nuestros complejos, como por ejemplo cuando en la década de los 50 del siglo XX nuestra primera miss mundo Susana Dujim le comentó cándidamente a un periodista venezolano, que la llamaba a Londres para felicitarla, que le hacían falta sus espaguetis con caraota y su declaración hermosa pasó a ser la comidilla. El origen humilde de la reina la traicionó.
No conozco un sólo plato que no haya nacido de la pobreza. El jabugo español nació de un cerdo que se pudría y la moussaka griega de restos de carne a falta de un buen filete. Somos humanos justamente porque partiendo de esas realidades hemos construido un mundo de sabores. Nos negamos a creer que la belleza es esquiva y así sea con dos ingredientes la domamos.
En Venezuela aun es tabú. Muchos afirman que los espaguetis con caraota y queso criollo rallado son una aberración, pero de algo estoy absolutamente seguro: las cocinas de los países se internacionalizan únicamente cuando sus habitantes se reconcilian con su historia... y nuestra historia es espaguetis con caraota.
La receta que les anexo es mi guiño a ello.
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