I Los hábitos, usos y gustos alimenticios cambian varias veces en la vida de una persona. Son muchos los factores que pueden generar esos puntos de inflexión en donde nada vuelve a ser como lo era antes: adoptar los preceptos de una religión, casarse con alguien que come distinto, mudarse de región, asumir cambios de hábitos por razones ideológicas o de salud, ascender o descender dramáticamente en ingresos, adoptar la gastronomía como pasión y asumir nuevas costumbres, hábitos de compras y productos. En fin, esto es apenas una pequeña lista de la que es una mucho más extensa. En cada de uno de estos tránsitos quedan algunos platos del pasado que se aferran a la nostalgia, casi siempre en el plano celebratorio, pero son poquísimas las personas que comen igual toda la vida. Entender la historia de las personas a través de estos momentos siempre me ha fascinado porque siento que cuentan muy bien su biografía. El 15 de febrero de 2014, sábado, le hice una entrevista a mi madre Anusuya S
Comentarios
¡Abrazos!
Eduardo:, bien, pero no seas tan pedante. Es mejor ser humilde en un idioma que pedantemente necio en varios.
Si tú aprendes, ¿por qué los demás no?
¿Cuántas lenguas hay que hablar para llegar a esa condición?
¿Se requiere hablarlas muy bien o nos basta con decir más o menos lo mismo en las dos lenguas adicionales a la materna que algunos hemos aprendido?
¿Podré declarar mi condición de "políglota" sin parecerle pedante a Adriana?
Hablo castellano, estudié inglés y lo "tarzaneo", pero viví en Francia de pequeño y se me da un poco ese idioma, pero todavía no me he atrevido a llamarme políglota.
¿Cuántos idiomas me faltan, Eduardo?