MI PRIMERA RECETA


Yo cocino desde que tengo memoria. Los recuerdos memorables de mi infancia están ligados a algo que estaba aprendiendo a cocinar. En casa era como esos niños que saben tocar piano y los ponen a tocar cuando llega visita, solo que en mi caso me ponían a hacer sopa de puerro y leche o exotisismos por el estilo. Cuando, ya graduado de físico, le dije a la familia que quería ser cocinero a nadie le pareció tan raro. Total, la cocina era de lo que más hablaba.

La primera receta que dominé del todo fue hervir una lata de leche condensada. Esa alquimia secreta que se daba dentro de la lata me fascinaba. El poder del fuego y de una técnica de cocina actuando. Aprehender el tiempo hasta domarlo y saber en que momento detener para lograr la textura y color que me gustaba. Resistir el impulso y abrirla sin quemarme. Mejorar mi técnica y dominarla también con olla de presión. Detectar las sutiles diferencias de sabor entre una marca u otra. Asombrar a mis hermanitos y regodearme en la alegría de ellos, mis primeros clientes. Descubrir la inocuidad y saber que la cuchara babeada no se metía de nuevo. Entender que el placer se obtenía desde la mesura porque comer media lata en una sentada le quitaba gracia.

Si. Una lata de leche condensada me enseñó a cocinar. Fue mi primera receta.

Comentarios

Pau ha dicho que…
No sabía que la comían del mismo modo.
Es el manjar más rico y tu lo máximo.

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