CUENTOS MARINADOS




Junto a María Rodríguez y Robert Abboud, dueños de la productora 202 Producciones, hemos hecho ya seis "CUENTOS MARINADOS".  Ellos traen personajes a Chile para espectáculos en teatros y yo creo un menú pensando en ellos. Luego hacemos una cena en donde no solo se sirven estos platos sino que ambos, figura y yo, vamos contando al público todo un guión hermoso, sonoro y gustativo. Ha sido de los procesos creativos más satisfactorios en los que he estado, y en cada caso con una producción específica para el concepto.

Para cado caso escribo el concepto de cada plato para que lo tengamos de referencia a la hora de salir a escena. Esto va además acompañado de un manual de ingredientes, costos, preparaciones previas, plan de servicio el día, etc.

Lo que transcribo a continuación es el menú "ABRAZAR AL OTRO" que hice para el evento con Laureano Márquez del 21 de octubre de 2022.



CUENTOS MARINADOS (LAUREANO MÁRQUEZ, OCT 2022)

(ABRAZAR AL OTRO)


Se habla de la cocina como puente integrador o como vehículo que nos diferencia en un mundo de fronteras globalizadas, pero la cocina es mucho más que eso. La cocina cuenta historias y desde esas historias aprendemos a contar quienes somos.


¡Vuelven los Cuentos Marinados! Y vienen con muchas historias por contar. En este menú en cuatro tiempos Sumito Estévez y Laureano Márquez nos llevarán por un carrusel de emociones en donde cada plato será la carroza que llevará las historias que nos hacen humanos. Antes de servir cada plato ambos contarán. Contarán Cuentos Marinados.



EL MENÚ Y SUS HISTORIAS


I

(Abrazar en la cama)

Ensalada de bolsitas crujientes de masa filo con queso de cabra caliente y mayonesa de sésamo


Muchas veces me preguntan qué pienso de la inmigración. De los inmigrantes. Y lo que pienso es que cada día nos sentamos a la mesa a comer nuestros platos típicos, los de cada país, los que decimos que nos definen y esgrimimos como bandera, porque alguna vez alguien de piel oscura hizo el amor en la cocina con alguien de piel clara. Porque alguna vez alguien de Europa hizo el amor en la cocina con habitantes originarios de América. 


Los venezolanos consideramos al queso de cabra cremoso como algo propio, así como el pungente sabor del sésamo que probamos en platos chinos o japoneses. Comemos un postre árabe y casi sentimos que la masa filo ha existido desde siempre. Me gusta pensar que cada vez que se casaba alguien de Venezuela con alguien de afuera no es que se fusionaban sabores, sino que nacían nuevas cosas. Inventos de pareja.


Esta degustación comienza así, con un plato de autor que muestra como alguna vez alguien que no hablaba el idioma de la otra persona hizo el amor con esa persona en la cocina. Se atrevieron a abrazarse en la cama y en el camino nos hicieron.



II

(Abrazar a quien me abraza)

Ravioli de maíz y onoto relleno de mousse de aves sobre espejo de cremoso de arvejas de verano


El discurso detrás de la migración suele ser uno en donde se asume al migrante como alguien que necesita ser abrazado, cuando en realidad todos necesitamos ser abrazados sin importar la condición. Huéspedes y anfitriones. El onoto, ese vibrante color que se domesticó en América y pinta de sol nuestra cocina, es también conocido por sus propiedades sanadoras. Cuando hacemos una fina masa de maíz (¡Nosotros, pueblo de maíz!) pintada de onoto, en realidad estamos haciendo una hermosa cobija protectora. Rellenar este ravioli de un guiso inspirado en el “pollo arvejado”, plato celebratorio del verano del país anfitrión, es un discurso hermosísimo que expresa algo muy concreto: querido país aquí estoy para abrazarte también. Aquí estoy para cobijarte.



III

(Abrazar a quien me visita)

Congrio fresco ahumado guisado con vino, aceitunas y choritos… y un toque de jerez.


Una de las características más bonitas de la cocina tradicional venezolana es lo generosa que ha sido a la hora de aceptar a otras culturas. Se trataba de una tierra con una tradición y una despensa culinaria precolombina muy importante y aún así miró con generosidad lo que otros traían en su mochila. Es así como nacen grandes platos en donde el protagonista es el “frasco” que llegaba en barcos: vino, aceitunas, uvas pasas, alcaparras, salsa inglesa, encurtidos en mostaza, almendras. Tan es así, que la combinación sabia y equilibrada de esos ingredientes siempre nos huele a Navidad. Un frasco contiene en sí las técnicas, la cultura, amores y los sabores de quien enfrasca. Cuando conscientemente abrimos ese frasco y lo usamos, estamos diciéndole a esa persona: ¡Bienvenido, has llegado también a tu casa! Este plato está inspirado en esa historia, una historia de navegantes.



IV

(Abrazar desde lo poco)

Buñuelos crujientes de yuca y queso, bañados con almíbar especiado y merey.


Hagamos un ejercicio casi perverso. Pensemos que nos encargan hacer un postre, pero no podemos usar leche, harina de trigo, azúcar, mantequilla o huevo ¡No podemos usar ninguno de los 5 ingredientes con los que prácticamente se hacen todos los postres!


Amo los buñuelos de yuca, ese postre tan tradicional y campesino de Venezuela, porque representan el amor más grande. Con yuca, grasa, queso salado de guarda y almíbar de caña, se logra un postre absolutamente espectacular. Se logra con lo mínimo que tenía una casa pobre, pero hay quienes, a pesar de la pobreza, lo dan todo. Puedo imaginar ese niño que venía corriendo a casa y su madre lo esperaba con postre y ese niño se sentía el más afortunado de la tierra abrazado así, desde lo poco.


Comentarios

José Mantilla ha dicho que…
Leer estos párrafos son un viaje cultural, lleno de sabores, olores y recuerdos, cada mínima referencia es una añoranza, tuve la maravillosa experiencia de compartir con Laureano una vez aquí en Puerto Rico, y resultó que descubrimos que fuimos casi vecinos en tiempos diferentes en Maracay, así de loco es este mundo donde nos ha tocado migrar, a aprender que los sabores taínos vinieron de nuestros ancestros indígenas. Tengo una hija en Chile, y sueño con visitarla, e ir juntos a cenar en tu restaurante con la ilusión de tener una conversación que libere nuevas historias para macerar…
Unknown ha dicho que…
Hoy entré por primera vez al blogspot de Sumito Estévez, noble hermano venezolano al que sigo en Instagram. Quería leer de qué se trataba eso de los Cuentos Marinados, específicamente el relacionado con su Menú Abrazar al otro, que ideó a propósito de la visita a Chile de otro querido venezolano, Laureano Márquez, que también está caminando por el mundo... como muchos de nosotros.

Dios! Yo que estoy en mi afán de terminar mi árbol genealógico, reconstruyendo recuerdos de mis amados ancestros con los que tuve la Preciosa oportunidad de convivir, al leer a Sumito... me brotaron flores en el corazón...

Mi Abuelita Emma vivió con nosotros siempre. Cada día la recuerdo, y ayer, 4 de noviembre del año 2022, siguiendo la Receta sencilla de Arroz de Sumito, me di cuenta de que ella lo hacía prácticamente igual. Siempre trataba de replicar el arroz de mi Abuelita, y fue hasta ayer con la receta de Sumito que lo logré. Nos criamos con una Chef y nunca lo supimos.

Y, entonces, hoy, leyendo el Cuento Marinado Abrazar al Otro de Sumito, entré en un túnel de entendimiento que me llevó a la claridad... Todo volvió en colores y sabores a mi mente. Los tamales que hacía mi abuelita en Navidad, por ejemplo. Las hallacas en nuestro hogar se llamaban tamales y hasta tenían otra forma, eran distintas a las hallacas apureñas que también se hacían en casa.

Soy descendiente de inmigrantes suramericanos y europeos... a mamá, mi abuelita la arrullaba cantando la Marsellesa, que aprendió del Abuelo... Y me eduqué comiendo cachapas apureñas. Era de nuestros momentos unidos más felices, junto con Navidad y Año Nuevo: contribuir de algún modo al momento en que nuestro padre de familia, también inmigrante de Apure a Caracas, nos hacía cachapas con el queso súper exquisito y especial para ellas, nos llenaba de Alegría. Ahí sí que ninguno de nosotros se pelaba estar sentado a la mesa.

Soy caraqueña, residenciada en Mérida desde hace décadas, mi primera migración, y nuestras familias andan regadas por el mundo, iluminándolo, con nuestras luces porque siempre hemos sabido Abrazar al Otro, en mi bello país.

Qué te llegue mi Abrazo, Sumito, y a toda tu familia.
Unknown ha dicho que…
Hoy entré por primera vez al blogspot de Sumito Estévez, noble hermano venezolano al que sigo en Instagram. Quería leer de qué se trataba eso de los Cuentos Marinados, específicamente el relacionado con su Menú Abrazar al otro, que ideó a propósito de la visita a Chile de otro querido venezolano, Laureano Márquez, que también está caminando por el mundo... como muchos de nosotros.

Dios! Yo que estoy en mi afán de terminar mi árbol genealógico, reconstruyendo recuerdos de mis amados ancestros con los que tuve la Preciosa oportunidad de convivir, al leer a Sumito... me brotaron flores en el corazón...

Mi Abuelita Emma vivió con nosotros siempre. Cada día la recuerdo, y ayer, 4 de noviembre del año 2022, siguiendo la Receta sencilla de Arroz de Sumito, me di cuenta de que ella lo hacía prácticamente igual. Siempre trataba de replicar el arroz de mi Abuelita, y fue hasta ayer con la receta de Sumito que lo logré. Nos criamos con una Chef y nunca lo supimos.

Y, entonces, hoy, leyendo el Cuento Marinado Abrazar al Otro de Sumito, entré en un túnel de entendimiento que me llevó a la claridad... Todo volvió en colores y sabores a mi mente. Los tamales que hacía mi abuelita en Navidad, por ejemplo. Las hallacas en nuestro hogar se llamaban tamales y hasta tenían otra forma, eran distintas a las hallacas apureñas que también se hacían en casa.

Soy descendiente de inmigrantes suramericanos y europeos... a mamá, mi abuelita la arrullaba cantando la Marsellesa, que aprendió del Abuelo... Y me eduqué comiendo cachapas apureñas. Era de nuestros momentos unidos más felices, junto con Navidad y Año Nuevo: contribuir de algún modo al momento en que nuestro padre de familia, también inmigrante de Apure a Caracas, nos hacía cachapas con el queso súper exquisito y especial para ellas, nos llenaba de Alegría. Ahí sí que ninguno de nosotros se pelaba estar sentado a la mesa.

Soy caraqueña, residenciada en Mérida desde hace décadas, mi primera migración, y nuestras familias andan regadas por el mundo, iluminándolo, con nuestras luces porque siempre hemos sabido Abrazar al Otro, en mi bello país.

Qué te llegue mi Abrazo, Sumito, y a toda tu familia.
Unknown ha dicho que…
Hoy entré por primera vez al blogspot de Sumito Estévez, noble hermano venezolano al que sigo en Instagram. Quería leer de qué se trataba eso de los Cuentos Marinados, específicamente el relacionado con su Menú Abrazar al otro, que ideó a propósito de la visita a Chile de otro querido venezolano, Laureano Márquez, que también está caminando por el mundo... como muchos de nosotros.

Dios! Yo que estoy en mi afán de terminar mi árbol genealógico, reconstruyendo recuerdos de mis amados ancestros con los que tuve la Preciosa oportunidad de convivir, al leer a Sumito... me brotaron flores en el corazón...

Mi Abuelita Emma vivió con nosotros siempre. Cada día la recuerdo, y ayer, 4 de noviembre del año 2022, siguiendo la Receta sencilla de Arroz de Sumito, me di cuenta de que ella lo hacía prácticamente igual. Siempre trataba de replicar el arroz de mi Abuelita, y fue hasta ayer con la receta de Sumito que lo logré. Nos criamos con una Chef y nunca lo supimos.

Y, entonces, hoy, leyendo el Cuento Marinado Abrazar al Otro de Sumito, entré en un túnel de entendimiento que me llevó a la claridad... Todo volvió en colores y sabores a mi mente. Los tamales que hacía mi abuelita en Navidad, por ejemplo. Las hallacas en nuestro hogar se llamaban tamales y hasta tenían otra forma, eran distintas a las hallacas apureñas que también se hacían en casa.

Soy descendiente de inmigrantes suramericanos y europeos... a mamá, mi abuelita la arrullaba cantando la Marsellesa, que aprendió del Abuelo... Y me eduqué comiendo cachapas apureñas. Era de nuestros momentos unidos más felices, junto con Navidad y Año Nuevo: contribuir de algún modo al momento en que nuestro padre de familia, también inmigrante de Apure a Caracas, nos hacía cachapas con el queso súper exquisito y especial para ellas, nos llenaba de Alegría. Ahí sí que ninguno de nosotros se pelaba estar sentado a la mesa.

Soy caraqueña, residenciada en Mérida desde hace décadas, mi primera migración, y nuestras familias andan regadas por el mundo, iluminándolo, con nuestras luces porque siempre hemos sabido Abrazar al Otro, en mi bello país.

Qué te llegue mi Abrazo, Sumito, y a toda tu familia.
Unknown ha dicho que…
Que hermosa descripción.. Debió haber sido una noche maravillosa. Que rico fue imaginar los sabores, que bonito fue ver esas palabras y que maravilloso enriquecerse con tan linda historia. Gracias por este regalo a mi Domingo, definitivamente no dejo de aplaudir tu talento de pie, para mi un gran Artista.

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