PEDIR AYUDA
Este año salí morado pero vivo de una depresión. Pintaba mal. No estoy hablando ni de cura ni de recuperación, sino de tránsito por un infierno. Aquí toca un lugar común. Me atropellaron pero hay luz al final del túnel. Y arranco este escrito así, sin eufemismos ni adornos. Sin miradas tangenciales ni rebusques, porque lo estoy escribiendo con un fin absolutamente concreto y es sugerir pedir ayuda justo en el momento en el que no hay ni fuerza ni ganas de hacerlo, y lo que sobra es un montón de vergüenza. Pedí ayuda y aquí estoy. Se la pedí a la Iglesia y se la pedí a la medicina. Toda la vida he sido taciturno, solitario, tímido, le huyo al ruido, me pone nervioso el contacto físico porque no lo se manejar y soy bastante callado. Eso no es ni bueno ni malo. Uno o nace así o se va haciendo así. En psicoterapia me dijeron que probablemente por eso lidio bien con la fama, porque la vivo como un personaje y luego me retiro a mi encierro. Para quiénes están a mi lado, a ratos es...