A Dumel. Mi más grande amor. NOTA: Este escrito fue ampliamente discutido entre Dumel, su Mamá y su Papá. Los tres acordamos que se publicara. Más allá de la intención confesional y de búsqueda de sensibilización ante un escenario complejo, publicarlo es una decisión muy meditada. I Cuando leí el comentario de Juan en su propio Facebook me asusté. Sentí un escalofrío que me impulsó a cerrar el programa. Al rato volví abrirlo, releí y lo desactivé como mi amigo de Facebook. No tanto por rabia hacia él, sino más bien con desazón. Juan es una persona bastante inteligente, alguien que aprecio. Aun así, ese día escribió “a esas mierdas habría que matarlas”. Una de esas “mierdas” es mi hija. Mi Dumel. Dumel fue bautizado Pablo hace 24 años. Ahora nos pide que no le digamos más Pablo. Nos pide que le digamos ella. Ha sido dificilísimo para su madre y para mí. Pero este escrito no es sobre mí. Yo, su orgulloso padre, yo el que la ama con absoluta parcialidad, yo que la a...
Comentarios
¡Abrazos!
Eduardo:, bien, pero no seas tan pedante. Es mejor ser humilde en un idioma que pedantemente necio en varios.
Si tú aprendes, ¿por qué los demás no?
¿Cuántas lenguas hay que hablar para llegar a esa condición?
¿Se requiere hablarlas muy bien o nos basta con decir más o menos lo mismo en las dos lenguas adicionales a la materna que algunos hemos aprendido?
¿Podré declarar mi condición de "políglota" sin parecerle pedante a Adriana?
Hablo castellano, estudié inglés y lo "tarzaneo", pero viví en Francia de pequeño y se me da un poco ese idioma, pero todavía no me he atrevido a llamarme políglota.
¿Cuántos idiomas me faltan, Eduardo?