394 Las manos de Onías
I A mediados de año las lomas del páramo en Mucuchíes se pintan de un amarillo testarudo. Es lo que los campesinos llaman nabo , aunque de nabo no tiene nada. Se trata de un tipo de mostaza con hojas y semillas comestibles que ya nadie siembra. Parece un campo de trigo coronado con unas flores pequeñas de color amarillo intenso. Es como si gritara su resistencia ante la andanada de semillas y agroquímicos importados por doquier que envenenan milímetro a milímetro la tierra andina. Esparciéndose sin permiso motea de amarillo en medio de sembradíos de papa, de ajo, de brócoli. Antiguamente los campesinos tostaban la minúscula semilla negra que da el nabo del páramo y la molían con cebolla, sal y, a veces, con algo de comino. Este polvo se llama saní y se usaba casi exclusimente para comer con papas hervidas. Antiguamente (¡siempre antiguamente!) las hojas se salteaban como cualquier acelga y con ese guiso se rellenaban pasteles hechos con harina de trigo integral. Hoy nadie rec