AJÍ EUROPA
Un miembro de una raza al que le toca vivir en un ambiente distinto termina por adaptarse y generar características que hacen que sobreviva más cómodamente en ese ambiente. No somos negros, blancos o achinados por casualidad sino por adaptación. En el mundo vegetal sucede igual y por eso hay tantos ecotipos para una misma especie. Uno suele pensar en el hinojo como “el hinojo” pero en realidad hay muchas variedades (Florencia, Armo, Carmo, Pollux, Genio…) y cada uno surgió porque es el que mejor prospera en las condiciones de suelo, nutrientes, clima y altitud en las que ha nacido. La mano humana influye mucho en este proceso, conocido como la domesticación de semillas. La razón es simple: si nacen dos plantas de una misma especie, una vigorosa y otra débil, lo lógico es guardar las semillas de la que prosperó mejor. Este proceso de selección a la larga culmina con plantas que resultan ideales para un clima, suelo y región específicos. Este proceso puede verse también a la inversa.