MIS PRIMERAS PALABRAS VENEZOLANAS... O LA RESPUESTA MÁS BRILLANTE
I
Hay una historia que he contado muchas veces pero de la que no me he sentado a escribir como es. Aprovechando el regalo de dos libros, voy a resumirla y otro día me explayo.
Mi madre tuvo una vida signada por cuatro períodos muy marcados y distintos. Una infancia en una comuna que fundó su padre. Una adolescencia marcada por la independencia de la India y posterior guerra con Pakistán. Una juventud como estudiante en la Unión Soviética, y una vida adulta y vejez en Venezuela.
Mi madre cocinaba excepcionalmente bien comida de su natal India. Mi apreciación de la calidad de su cocina va más allá de lo subjetivo. Varias veces he ido a la India y por lo tanto he tenido como contrastar su sazón.
Pocos años antes de morir, tuve la oportunidad de grabarla en mi casa en la Isla de Margarita (Venezuela) aprovechando que había hecho el largo viaje de 1000 kilómetros desde su casa en Mérida, y me visitaba.
Dividí mi entrevista en cuatro secciones, una por cada etapa de su vida. Descubrí que en la 1era etapa comía lo que otros cocinaban en el comedor comunal. En la segunda etapa comía papa y cebolla (textualmente eso me dijo) porque era lo que había en la guerra. En la tercera comió lo que le servían en el comedor estudiantil... y luego llegó en 1965 a una lejana, exótica y distinta Venezuela.
Entrevistándola descubrí que nadie le había enseñado a cocinar. Mi pregunta fue obvia llegado a ese momento de la entrevista: ¿Quién te enseñó a cocinar comida de la India?
Su respuesta es de las más brillantes que he recibido. Una que me cambió la vida y ha signado buena parte de mis proyectos desde entonces.
"Mi amor, quiénes me enseñaron a cocinar fueron ustedes. Mis tres hijos".
Se refería a sus tres hijos venezolanos. A nosotros.
¡Y entendí! Anusuya Singh, mi madre, sabía que sus hijos iban a ser criados como venezolanos. Anusuya Singh, mi madre, quería que esos hijos supieran que ella, su madre, había tenido un pasado, una cultura, una vida de la que se sentía orgullosa. Que esos años "antes de sus hijos" no eran anónimos.
Y aprendió solita a cocinar comida de su pueblo para que sus hijos supieran quien era ella.
II
A mi negocio en Chile se acercó una muchacha. Ella se llama Gabriela Hernández.
A mi se me acercan muchas personas para traerme cositas para que las promocione por aquello del cuento ese de que cualquiera que escriba a diario en sus redes y tenga seguidores es "influencer".
Pero esta vez me dieron en la madre. Inevitable que recordara lo que les acabo de contar.
Gabriela vive en Chile y tiene una niña de 2 años que nació en Chile. Gabriela es venezolana. Gabriela trae libros infantiles para vender. Libros venezolanos. Me trajo dos libros que escribió Mónica Kobiakov. Mónica es venezolana pero los editó en Polonia. Mónica también es Mamá. Es Mamá como mi Mamá.
Gabriela vende sus libros a través de la cuenta de Instagram @venezuelavoyyvuelvo y Mónica tiene un instagram que se llama @primeraspalabrasvenezolanas.
Y así, a punta de palabras como arepa, budare, parchita, corocora o picúa; Gabriela y Mónica le dicen a sus bebés "¡Hola mi amor, esta soy yo!".
Comentarios
Gracias por hablar de estas chicas, estoy segura que muchos venezolanos las ubicarán.
Carmen Rodríguez