LA GRAN ADICCIÓN DEL SIGLO XXI

Cuando hay que tratar en una columna el complejo y espinoso tema de las drogas duras (aquellas fuertemente adictivas, según la Real Academia de la Lengua), quizás la mejor estrategia es apelar a las estadísticas como mecanismo de validación ante argumentos que alertan en contra del flagelo. Exactamente eso haremos hoy: Una inmersión en el mundo de los porcentajes detrás de uno de los asesinos silenciosos y adictivos más poderosos al que nos estamos enfrentando, casi, sin herramientas de defensa. Nos referimos a uno considerado técnicamente “un psicoactivo legal de uso irrestricto que se produce y vende por toneladas con potencial de dependencia considerablemente alto”.

II

No siempre se consigue, pero si usted casualmente vive en una ciudad en donde vendan azúcar en terrones (suelen ser de 4 gramos cada uno), cómprelos y apílelos en forma de pirámide. Cuatro abajo, tres y dos en el segundo y tercer piso respectivamente y culmine con un terrón de cabecera. Hermosa figura que seguramente recuerda aquellas hechas por usted en su infancia con cubos de madera con letras a los lados, sólo que esta vez representa un hecho abrumador: Es exactamente la cantidad de azúcar que posee una lata de gaseosa de 330 mililitros. Indudablemente el dato es digno de incredulidad, por lo que le propongo regresar a los tiempos de bachillerato y hacer un pequeño experimento: Coloque lado a lado un vaso de cristalina agua y otro de gaseosa sin gas y a temperatura ambiente. Agregue y diluya azúcar en el agua hasta que considere que el grado de dulzor de la misma es equivalente al del vaso de gaseosa ¡Impresionante! ¿verdad?

En el particular caso de las gaseosas el edulcorante usado es jarabe obtenido mediante procesos químicos de tratamiento del almidón de maíz. Su consumo es de tal magnitud que en este momento se calcula que un habitante de Estados Unidos de Norteamérica (mayores consumidores de gaseosas de la Tierra) engulle 30 kilogramos de jarabe de maíz por año, ¡lo que representa 8 cucharadas por cada día de esa persona!... colóquelos en una taza y la verá llena hasta la mitad.

Todavía no hemos tocado el tema del azúcar, la miel, el papelón o azúcar morena. Todo suma, esto es sólo el comienzo.

III

Aunque es difícil de probar, debido a que las estadísticas al respecto comenzaron a inicios del siglo pasado, se calcula que el consumo de azúcar refinada (o miel) promedio de la humanidad se mantuvo en el orden del ½ kilogramo por año. No es una cifra descabellada si entendemos que la miel es estacional y no existe en todas partes, por un lado, y que el azúcar apenas comenzó a popularizarse en el siglo XVII debido a que su precio llego a igualar al del oro. Este dato posee una implicación fisiológica fundamental: Por cientos de miles de años evolucionamos con un cuerpo preparado para procesar ½ kilogramo de azúcar por año y así se fueron diseñando páncreas, hígado… pare de contar.

Las estadísticas actuales respecto al consumo per cápita de azúcar a nivel global hablan de la asombrosa cifra de 60 kilogramos. Si tomamos en cuenta que esos promedios se realizan con personas que jamás consumen azúcar, por no poseer acceso a ella, la cifra para pobladores urbanos seguramente es más alta. Estamos hablando de cucharadas por día por persona. Es una cifra tan bestial que puedo intuir que en este momento usted ya no me cree nada. La columna es corta para argumentar, por lo que le invito a sumar esta semana el azúcar presente en pasta dental, enjuague bucal, cereal dietético, salsa de tomate (o casi cualquier cosa que se guarde en nevera), jamón rebanado o pan crujiente. Conste que no estoy haciendo trampa, no le he pedido que agregue a la cuenta el papelón del asado negro, el azúcar en las caraoticas o un inocente jugo de piña.

IV

Necesitamos azúcar para vivir. Como era particularmente escasa, fuimos diseñados para ser adictos a ella, como único mecanismo que garantizara que nos abalanzáramos al topárnosla en el camino. Mala fórmula la de la adicción, si el producto es casi gratis y tenemos acceso ilimitado a él. Tan sencillo como que somos un rolls royce evolutivo que no fue diseñado para funcionar con diesel. Nadie quiere llegar a los sesenta años y decir “No me quejo, viví cien”.


Comentarios

Yves Chambaz ha dicho que…
Los refrescos o gaseosas son el peor elemento de la dieta, en jovenes sobretodo. Es necesario a aprender a tomar agua, medio limocito y una cucharadita de azucar es mucho más natural y menos dañino.
Excelente artículo.
Anónimo ha dicho que…
Excelente articulo, es pertinente que nos detengamos a pensar en nuestra salud y la de nuestros hijos ya que la diabetes es una enfermedad muy dificil de llevar y mas para los niños, por ello es indispensable saber las concecuencias del consumo excesivo de azucares y harinas. Siempre digo no es lo que comes sino la cantidad que ingieres.

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