ES BELLO EL CAMINO PARA QUIEN CAMINA

ES BELLO EL CAMINO PARA QUIEN CAMINA



Si una persona mira a Cristo a la cara, si mira a la cara de otro a quien ama, todo en él vuelve a su lugar, todo se topa con su lugar.


Luigi Giussani



Equipo de Aventura de Construir, Marzo 2023


En el primer semestre de 2022 la Asociación brasileña Aventura de Construir (https://aventuradeconstruir.org.br) me invitó a Sao Paulo para ser parte del componente gastronómico de un proyecto de formación de largo plazo bautizado como “ProtagonizAqui”. Se trataba de un proyecto profundamente ambicioso que buscaba acelerar tanto el sendero de trabajo como el del emprendimiento en personas refugiadas o en condiciones de alta vulnerabilidad. Por varios meses trabajamos en darle forma (mi participación era exclusivamente en el ámbito de la educación gastronómica), y el 4 de septiembre aterrizaba yo en Sao Paulo en la que sería la primera visita para participar presencialmente. Ocho días después, mi vida había cambiado. Y no es un eufemismo poético decir que había cambiado, desde entonces veo mis métodos de trabajo con mirada distinta.


He participado en muchísimos proyectos en donde la gastronomía es vehículo de emancipación y libertad. He visto como olla y fuego pueden cambiar la vida de una familia y tener un impacto social enorme en el entorno. Es, podría decirse, mi obsesión. Pero también he aprendido a volverme escéptico porque honestamente son más las veces en las que veo con algo de impotencia como muy buenas intenciones (y recursos) se van esfumando en una opaca neblina, bien por falta de método (lo que atenta con la continuidad a largo plazo), bien por falta de disciplina financiera (traducida casi siempre en burocracia), o bien por alienación de ideologías en donde ganan las preconcepciones sociológicas por sobre los sueños y certezas de aquellas personas a las que se quiere ayudar. Aceptar la libertad de aquella persona a la que se ayuda parece una obviedad, pero es un ejercicio de entrega tremendamente esquivo para la mayoría de las fundaciones. 


Lo que contaré es una crónica, pero también un homenaje a un equipo de trabajo que no solo cree en el bien común, sino que camina con rigurosidad el bello camino en donde los proyectos de impacto social se planifican para que lleguen al futuro mediante un método replicable y verificable en el presente.



¿Qué es un refugiado?


En las ya décadas que tengo trabajando de una manera u otra con poblaciones con algún grado de vulnerabilidad, nunca lo había hecho para “refugiados”. Lo he hecho con madres solteras, con gente con muy pocos recursos, con migrantes, con personas con poco acceso a la educación formal, con personas cognitivamente distintas, para grupos sin acceso a las calorías mínimas diarias de alimento… pero nunca en el plan de trabajo había leído la palabra “refugiado”.


Aunque el grupo con el que trabajé no era exclusivamente de refugiados venezolanos, la palabra pesaba. Tanto como puede pesarle a un venezolano que ha visto como se le llama “inmigrantes” a los millones de venezolanos que han buscado refugio en otros países luego de extenuantes jornadas a pie cruzando fronteras (https://www.acnur.org/situacion-en-venezuela.html) en la que, citando a la ACNUR, es “la segunda crisis de desplazamiento externo de mayor magnitud a nivel mundial”.



Formalmente, desde un punto de vista político, un refugiado es alguien que no puede regresar a su país de origen porque puede ser perseguido debido a raza, religión, nacionalidad o pertenencia a grupos sociales (Convención para los refugiados de 1951 de la ONU). Formalmente, no es refugiada la abuela que conocí en esos talleres que caminó con su nieto por la selva amazónica para descubrir luego de semanas, cuando llegó a la frontera de Colombia, que se había equivocado de camino y tuvo que desandar camino para reiniciarlo hacia Brasil, en donde buscaba encontrarse con su hijo. Ella huía del hambre, huía del no futuro para su nieto, pero legalmente no es una persona refugiada, aunque sobre ella y su nieto pesen dos necesidades iguales para todo el que huye: seguridad y protección.


El que la Asociación Aventura de Construir se atreva a hablar de refugiados en un mundo que deshumaniza la precariedad de la huida con la palabra inmigración, no es un acto menor. Aunque los grupos con los que trabajé eran de varias nacionalidades (y no todos refugiados) y de múltiples orígenes profesionales (ingenieros, educadores, policías, emprendedores, con oficios, etc,), todos sin excepción necesitaban reconstruir su vida desde el afecto de quien ve en cualquiera la misma humanidad.


Más adelante hablaré de la importancia de los métodos, pero desde el día 1 entendí que parte del método es que el espacio en donde trabajarás debe ser claramente uno de afecto y de refugio por igual para enseñantes y alumnos. Fortalecer a alguien que se siente vulnerable pasa por aprender a mirarle a los ojos y decirle con la mirada y las acciones “tú y yo somos iguales. Ahora necesitas de mí y seguramente en algún momento seré yo quien necesitaré de ti. Tú y yo somos los mismo”. Y créanme, pasar de la mirada asistencialista a este tipo de mirada exige un entrenamiento.



¿Es una barrera el lenguaje?


El idioma como puente fue otra gran lección que yo tomo de este proyecto. Salvo personas de Haití, el resto mis alumnos eran de países de habla hispana (Venezuela principalmente, pero también Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia); así que mis clases eran en español y dirigidas a personas que estaban comenzando a hablar portugués. Mis talleres eran tanto prácticos como teóricos, y de ellos debía nacer el componente gastronómico de futuros planes de negocios que concursaran por capitales semilla.


Veía como una barrera muy grande el tener que formar gente para defender proyectos de negocio sin que ellos hablaran el idioma local, así que apelé a dos factores que me preceden: una conferencia que escuché en la ciudad de Rimini en 2017, y una búsqueda de las verdades desde la observación en donde es el objeto el que muestra la realidad.


La conferencia del “Meeting di Rimini” (https://www.meetingrimini.org) a la que hago referencia se la escuché al egipcio Wael Farouq y en ella contaba los ejercicios gastronómicos que un grupo de académicos estaban haciendo con jóvenes islámicos europeos. Contaban como cuando alguien siente que no pertenece a nada, es fácil que el grupo equivocado le dé ese sentido de pertenencia. Así surgen las pandillas o grupos de terror. En uno de los ejercicios lo que hacían era pedirles a estos chicos que les preguntaran a sus padres por su plato favorito de infancia. Nadie es capaz de hablar de su plato de infancia sin hablar de su infancia, sus paisajes, sus costumbres. Y así, poco a poco, desde una emocionalidad concreta, se iba construyendo un diálogo con sentido de pertenencia entre padres e hijos. Cuando estás orgulloso de tu cultura y de tu pasado es más difícil que tu cultura sea la de la pandilla, así de simple.


Lo que hicimos fue primero pedirles que se borraran de la cabeza el menú de restaurante que ya tenían soñado o el producto que ya pensaban vender. Que salieran primero a la calle a hablar (mediante ejercicios concretos que les dimos) con quien vende en su barrio las verduras, a preguntarle a los vecinos por sus costumbres, que sintieran curiosidad por lo desconocido, que entendieran las oportunidades, que pensaran en personas con quienes establecer nexos, asociaciones y convenios; y con esa información a mano si revisaran dentro de sí y su propia cultura, para solo entonces construir juntos un modelo de negocio.


La segunda tarea, la de culminación de mi período de enseñanza, era que tenían que servir los platos aprendidos en una mesa para unas 20 personas, soñando que los habían contratado en Brasil para un catering. Tenían que explicar los platos a los comensales en portugués (¡Hablamos de personas que apenas comenzaban a aprender el idioma!) seduciéndolos con sus historias de infancia y el porqué pensaban que esos platos iban a gustar en Brasil. Simplemente que sintieran que eran embajadores en un país en donde por agradecimiento tenían que hacer cosas que también le resultaran a agradables a los brasileños, y fuesen comerciales… y para eso había que entender primero a Brasil y saber contar tu propio pasado.


Lloramos. Yo se que esta crónica pretende explicar la importancia casi aséptica de un método replicable, pero lloramos. Cuando escuchábamos esas historias tan cargadas de pasado doloroso, de nostalgia amorosa y de esperanza de futuro, lloraban ellos al hablar y nosotros al escuchar.



¿Todos debemos ser emprendedores?


A la palabra emprendimiento le tengo un poco de miedo porque ha terminado por convertirse en el reflejo dominante de una cultura de “winers” y “losers” en donde pareciera que quien emprende es un ganador y quien busca empleo es un perdedor. 


Ser emprendedor gastronómico (es decir, generador de empleo o al menos de autoempleo) es una naturaleza que implica desde cosas tan prosaicas y cotidianas como no tener vergüenza de cobrar o despedir a alguien, pasando por un impulso vital en donde la adrenalina de tener compromisos y deudas no es un peso insoportable, hasta estar reconciliados con una naturaleza que nos impulsa a navegar llevado por los vientos cambiantes de lo cotidiano. Al afirmar que es una naturaleza lo que afirmo es que no todos nacemos con esas características… y menos mal que es así.


Casi todas las asociaciones y fundaciones con las que he trabajado tienden a ver el emprendimiento bajo estos paradigmas, muchas veces olvidando que la civilización moderna la hemos construido desde la sistematización de los oficios. Desde el empleo.


Algo notable en el trabajo realizado con Aventura de Construir en Brasil fue justamente sentir como detrás de todo el programa había un método que, al conferir al individuo de dignidad, veía el valor de educarse para el trabajo y al emprendimiento como iguales.



Leí recientemente una editorial en la página web de la Asociación Civil Trabajo y Persona (https://trabajoypersona.org, aliada desde Venezuela en proyectos sociales y específicamente los de Aventura de Construir), un pasaje que cito textualmente: “¿Qué es la persona? Una de las definiciones más bellas la dijo Luigi Giussani, que afirma que la persona es relación con el infinito, que posee en su corazón un deseo infinito de verdad, justicia y belleza. Por ello, el trabajo es un lugar cotidiano y privilegiado para expresar ese deseo de cumplimiento 


¡Hermosa mirada del trabajo, vista así! Se puede ser chef o dueño de restaurante, pero en cualquier caso entendiendo que somos parte de un mismo todo que ve hacia el infinito con los mismos deseos.



¿Basta el corazón?


La respuesta es simple. No. 


Para que un proyecto de inserción de comunidades vulnerables tenga trascendencia real debe, por un lado, educar y cambiar efectivamente a las personas y su entorno, pero también debe poder repetirse con otros grupos que vendrán, poder hacer seguimiento de resultados, inspirar para que otras asociaciones adapten las experiencias exitosas en otros lados, durar en el tiempo, aprender a financiarse, saber cuáles alianzas son necesarias, y un larguísimo etcétera.


Las dos palabras claves detrás de todo esto son Método y Documentación.


El Método es aquel que resume en sí mismo la filosofía detrás de la búsqueda. Es el que estableces las formas de acercamiento, el que enseña que desde la libertad surgen provocaciones que uno mismo debe verificar y enseña cómo verlo. El Método hace que un equipo de personas vaya en una misma dirección, es el que nota el valor de incitar comunión entre los participantes a través de proyectos asociativos y enseña a mirar a los ojos de otro, es el que le da forma a un pensum de estudio y hasta a un horario.


La documentación lo hace posible, y la generosidad de compartir lo documentado lo hace replicable, y la Asociación Aventura de Construir con quienes hice el trabajo en Brasil no da un paso sin escribir y, sobre todo, sin seguir con disciplina los pasos emanados de esos escritos.



¿Aprendemos juntos a cocinar?


Los invito a descargar el e-book “Protagoniza Na Cozinha” en el link DESCARGA AQUÍ EL E-BOOK en donde puede verse un pedacito del alcance del proyecto.



¿Vemos juntos a las personas explicar?






Comentarios

Carmen Contreras ha dicho que…
Sumito gracias por compartir esta experiencia en tu blog. Maravilloso tu relato. Abrazos y mi gran admiración por ser tan gente, tan humano.

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