Y VENEZUELA HIZO LA AREPA, Y LA AREPA NOS HIZO PRÓSPEROS

 


I

Y VENEZUELA HIZO LA AREPA, Y LA AREPA NOS HIZO PRÓSPEROS


El capítulo 2 de mi libro “12 Pasos Para Cocinar La Imagen De Un País” está dedicado al Derecho de Autor asociado al hecho gastronómico. Allí comento que en algunos casos se da por razones históricas y culturales (habría que ser necio para afirmar que el sushi no es japonés o la pizza italiana), en otros casos sucede por una salida curiosa como es patentando el tipo de envase en donde se vende el producto, a veces por es defensa legal mediante el registro de denominaciones de origen… pero en algunos casos es por vociferaczión.


Y amigos: Venezuela está vociferando arepa por el mundo.


De ser prácticamente desconocida nuestra cocina hace apenas una década, hoy es masiva y cotidiana la presencia de palabras como arepa o tequeño, y quienes enarbolan la bandera de esa embajada informal y comestible por el mundo son miles de familias emprendedoras que han montado negocios de comida de diferente escala.


Es natural que así sea luego de un proceso importante de migración. Es difícil tener números precisos, pero organismos oficiales como la ONU cifran el volumen en aproximadamente cinco millones en menos de una década. Cada vez que se da una coyuntura de migración masiva, surgen en paralelo una explosión de espacios de venta de comida asociada a la cultura de ese país.


Pasa por dos razones. Por una parte, porque las comunidades migrantes suelen agruparse en zonas urbanas específicas y por lo tanto en esos barrios comienzan a aparecer negocios que sirvan a sus connacionales. Por eso en las grandes capitales se habla de “Little Italy”, “Chinatown” o el barrio de los pakistaníes. En pocas palabras: en donde haya dos familias venezolanas viviendo, surgirá una tercera dispuesta a venderle sus sabores y sus recuerdos.


La otra razón por la que con las migraciones aparecen muchos lugares de expendio de alimentos es más compleja. La mayoría de las migraciones masivas implican que por un tiempo muchas personas de un país tienen estatus migratorio frágil. Algunos han entrado como turistas y al vencerse el tiempo permitido se quedan a la espera de poder regularizar papeles. Otros han pedido asilo, lo que les permite estar pero esperan respuesta. Otros tienen visas de permanencia temporal. Otros poseen títulos profesionales que no son reconocidos sin pasar por procesos de homologación. Muchos solo tienen acceso a trabajos a tiempo parcial o con salarios mínimos que no son suficiente para suplir las necesidades básicas del núcleo familiar. Son casos en los que no es fácil conseguir empleo y el autoempleo queda como la opción más razonable para lograr calidad de vida en el nuevo país escogido.


Cuando el autoempleo pasa a ser la opción, cocinar y vender comida casi siempre pasa a ser una de las iniciativas más comunes. La razón no es sólo por oficio ya que muchos de quienes montan por primera vez un lugar de expendio de alimentos no han cocinado antes, sino porque existe clientela potencial (los otros migrantes) y diferenciación respecto a otros negocios vecinos.


No sé bien por qué las comunidades migrantes tienden a preferir un tipo de negocio respecto a otro, pero está claro que la comunidad venezolana en el mundo está emprendiendo masivamente en dos rubros: gastronomía y mini markets. Y el caso de los venezolanos en particular es bastante es sui géneris porque tienden a montar los negocios en donde vean oportunidades en la ciudad. Es decir, no se están constriñendo a las zonas que concentran población venezolana.


Son miles de restaurantes con la bandera de Venezuela en el letrero que van desde lo muy pequeño hasta lo formal regados por el mundo, pero emprender no es sinónimo de éxito. De hecho, emprender es un viaje que debe acompañarse de método, de estudio y de planificación.


La necesidad manda y en la mayoría de los casos se está haciendo el camino al revés: emprender y luego formarse.


Sé de lo que hablo. Soy emprendedor, soy migrante, trabajo con mi familia, estoy auto empleado en otro país. Y les digo algo, muchas veces me he sentido frágil, casi desvalido, enormemente necesitado de una mano amiga que me aconseje.


Formarse para emprender, específicamente hacerlo en algo tan complejo como es la restauración, es posible porque cada vez hay más herramientas y cursos en la red, pero aquí quiero comentarles de un caso verdaderamente inédito de formación empresarial en la historia.



II

P.A.N FOOD BUSINESS JOURNEY


Siempre ha existido lo que se conocía como “educación a distancia”, pero a medida que internet fue madurando apareció una de las herramientas de educación más importantes que ha surgido como son los MOOC. Las siglas vienen del inglés (massive open online course) y significa Curso Online Abierto y Masivo. Es el método de enseñanza que han asumido las grandes universidades del mundo para el manejo de la enseñanza a distancia. Va mucho más allá de un video o un curso por internet, es todo un lenguaje de carácter académico manejado por expertos.


Se necesita mucha inversión y mucha investigación para hacer un MOOC de calidad. Es definir el pensum, los capítulos, las horas de enseñanza, ponerse en los zapatos del alumnado para que aprenda sin aburrirse, decidir infografías, escribir el material académico, decidir el estilo y el número de videos, diseñar el material que se debe descargar como modelos, hojas o textos académicos, es hacer seguimiento de quienes toman el curso y certificar su avance, y por supuesto montar y mantener un portal e-learning que sea nexo conector… insisto, es mucha inversión y mucho trabajo.


Cuando la compañía Polar a través de su división P.A.N FOOD BUSINES SOLUTIONS me invitó a ser imagen y vocero de su programa gratuito para emprendedores y dueños de negocios gastronómicos, mi emoción fue absoluta. Sentí que cerraba un círculo. Mucho he escrito sobre metodologías para exportar culturalmente a Venezuela desde su gastronomía y mucho he soñado con cientos de miles de restaurantes venezolanos regados por el mundo que le estén dando prosperidad a quienes los manejan.


Estuve activamente involucrado, viajé a Venezuela a grabar, así que vi de primera mano el asombroso equipo que constituyó P.A.N para este proyecto. Economistas, académicos especializados en diseño de e-learning, arquitectos… ¡Un equipo multidisciplinario de primera línea!


Buenas plataformas de e-learning hay, pero esta es la primera vez que se hace una entendiendo las necesidades de aprendizaje de los emprendedores alrededor de la harina pre cocida de maíz.


La manera de inscribirse es a través de https://programajourney.panfoodbusiness.global/ o entrando a la cuenta de Instagram @panfoodbusiness


Hablamos de un universo de enseñanza en 12 módulos que es gratuito, dirigido a personas de cualquier nacionalidad que tengan o no experiencia como emprendedores, global ya que se puede hacer desde cualquier parte del mundo y pensado para que cada quien maneje los tiempos de enseñanza de acuerdo a sus horarios.


Es embriagante, es hermoso, que a tantos y tantas emprendiendo y soñando un futuro próspero, les haya surgido una mano que les dice: ¡No estás solo, no estás sola, déjame acompañarte en este viaje!

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Gracias... Por siempre engrandecernos
Tahina Moya ha dicho que…
Totalmente de acuerdo y muy acertadas tus palabras, emprender no es nada fácil y como inmigrante menos, todo es cuesta arriba,hace falta mucha constancia, mucho esfuerzo y mucha dedicación! Gracias a ti y a la gente de P.A.N Food business por ese aporte y esa ayuda invalorable para personas como yo, que arrancamos prácticamente sin nada este viaje y aunque seguimos en proceso de crecimiento, no al ritmo deseado pero con muchas esperanzas de llegar pronto a la cima. Un abrazo!

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