DOS HACEN EL AMOR EN LA COCINA



Veamos el mapa de Venezuela un momentico. Arriba al extremo derecho hay un estado. Se llama Sucre. Es un estado como con una boina y el extremo oriental de esa boina casi toca una isla-país bien grande que se llama Trinidad. 


Es un estado de mar. Fue en su tercer viaje, en 1498, que Cristobal Colón pisó por primera vez el continente americano en lo que la postre iba a ser llamado territorio venezolano. Lo hizo justamente en ese extremo oriental. En Macuro.


Antes a Venezuela se le llegaba por mar. Solo por mar.


Por mar llegaron a finales del siglo XIX, a esas mismas costas, familias que venían de la isla de Córcega. Familias con apellidos italianos pero francesas. Pasa mucho. Llega primero una familia y detrás de ellas van llegando otras. Así puede haber un Valparaíso en Chile que recibió a muchos de la Liguria italiana ó islas del caribe anglosajón que reciben a gente que ha llegado, por mar, desde la India. Algunos de esos Indios que habían viajado desde Asia hasta el Caribe también saltaron los apenas 12 kilómetros que separan a Venezuela y Trinidad.


Por mar.

Siempre por mar.


Corsos en tierras de indios y mestizos.

Indios en tierras de negros.

Hijos de indios y negros en tierra de indios y mestizos.


E hicieron el amor. No sé si en la cocina. Pero hicieron el amor. Lo hicieron quienes venían de Córcega con quienes vivían en Venezuela. Lo hicieron quienes venían de la India con quienes habían llegado de África a las islas. Lo hicieron los hijos de los del Caribe con los hijos de los de la América. 


En una de esas noches alguien de Córcega le dijo en la cama a alguien de Venezuela ¿Sabes? En mi país cocinamos el pescado en un caldito de pescado bien sabroso que llamamos Court-Bouillon. Y la persona de Venezuela se imaginaba el cuento pensando en su coco y su plátano.


Y en una de esas noches alguien de Trinidad le dijo a alguien de esas costas ¿Sabes? Mi Papá me enseñó a usar una mezcla de especias que llamamos Curry. Y la persona de Venezuela se imaginaba el cuento pensando en su coco y su plátano.



II

Hay un plato típico de esa zona, de Sucre, de Venezuela, que se llama Corbullón. Es pescado cocido en un caldo de pescado con leche de coco y curry. Se sirve con bolitas de plátano.


Ese plato tiene que haber nacido en una cama en donde se hacía el amor. Amor entre negros e Indios. Entre indios y franceses. Entre franceses y negros. Mucho amor tiene que haber en un plato típico así.


Y el Court-Bouillon del corso se llamó Corbullón. Y la leche del coco de una palma americana recibió al curry. Y todo se unió al plátano y al pescado caribeño que traía su marido en la red.


Detrás de esta historia también está la mía. También la de todos. Esa isla de Córcega fue por un tiempo parte de la Liguria italiana y de esa Liguria es mi esposa. Esos Indios que viajaron tantos kilómetros desde Asia venían del mismo país de mi madre. Cuando como Corbullón venezolano también siento a mi madre de la India y a mi esposa de Italia.



III

Muchas veces me preguntan qué pienso de la inmigración. De los inmigrantes. 


Pues esto es lo que pienso. Exactamente esta historia. Cada día nos sentamos a la mesa a comer nuestros platos típicos, los de cada país, los que decimos que nos definen y esgrimimos como bandera, porque alguna vez alguien de piel oscura hizo el amor en la cocina con alguien de piel clara. Porque alguna vez alguien de Europa hizo el amor en la cocina con habitantes originarios de América. Porque alguna vez alguien que no hablaba el idioma de la otra persona hizo el amor con esa persona en la cocina.


Se atrevieron a verse a los ojos y en el camino nos hicieron.

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