¡NO TE ROBES MI IDEA!

El robo de una idea nos ha pasado a todos. Desde alguien que se copió un texto escrito por nosotros sin darnos crédito, hasta el que se "adelantó" con una idea discutida previamente y le llegó a nuestro empleador con la buena nueva. Son momentos que generan mucha rabia, pero aun peor es cuando no tenemos a quien culpar y entonces es la impotencia la que galopa: ¿Tenías clarísima la idea para un libro, pero por no llegar a escribirlo lo terminó haciendo otra persona, con éxito económico rotundo, además? ¿Cuantas veces has dicho con cierto dejo de frustración resignada "eso ya se me había ocurrido"? En esos casos sólo queda la posibilidad de sentarse a observar a los que se apoderaron de la palestra. La inacción se lleva los laureles a la hora de buscar culpables en el difuso mundo de las ideas robadas, porque quien no materializa sus ideas pierde el derecho a quejarse.

II

La comunidad indígena originaria del sur de Chile, es decir el pueblo Mapuche, ideó la fórmula de uno de mis picantes favoritos: El Merkén. Se trata de la mezcla de polvo de ají Cacho de Cabra previamente deshidratado y ahumado mediante técnicas que ellos desarrollaron, para luego mezclarlo con sal y especias. Actualmente, el Merkén es posiblemente el producto bandera chileno de mayor crecimiento. La palabra Merkén se ha vuelto un "mantra" repetido en menús y platos de autor y su fama es tal, que llega a precios asombrosos en USA (Ver http://amzn.to/hT0img). El único problema es que el pueblo que invento la fórmula presenta condiciones de pobreza que arrugan el alma y el único beneficio que está recibiendo por su idea es la posibilidad de emplearse haciendo su famoso picante. Llegados a este muy álgido punto, deseo dejar muy claro que para nada me parece desleal que un comerciante mercadeé el producto y obtenga beneficios, y tengo la esperanza de que muchos de ellos estén devolviendo parte de esos beneficios en mejoras a su comunidad. Sólo deseo dejar claro que hubiese sido maravilloso que la comunidad Mapuche de manera organizada se hubiese protegido en términos marcarios y sobre todo de Denominación de Origen, no sólo por razones estrictamente económicas sino para mantener con fidelidad una receta histórica que en este momento cualquiera puede modificar.

La historia comercial detrás del emblemático producto, es un claro ejemplo de la importancia tremenda que está cobrando la inmaterialidad de los pueblos a través de sus recetarios.

III

En Venezuela tenemos cientos de ejemplos en los que recetas tradicionales podrían convertirse en mucho dinero, y por lo tanto en mejoras sustanciales, para comunidades que se organicen. Sueño con que llegue el día en que sólo los parianos tengan el derecho de hacer su maravilloso chorizo o los carupaneros su emblemática morcilla ¿Se imaginan las implicaciones económicas para la comunidad del estado Bolívar si se organizara y lograra una denominación legal para su Queso Guayanés?, a partir de ese momento las grandes compañías queseras que lo comercializan tendrían mínimo que negociar con ellas. No se trata de dádivas, sino del pago justo de las ideas. En fin, sueño con el día en que ese concepto demagógico que terminó siendo la denominación de origen para el Cocuy Pecayero o el Cacao Chuao, con el que tanto engalanamos el discurso nosotros los teóricos, represente mejoras económicas reales y tangibles para el campesinado, que no solo creó la técnica de su producción, sino que sigue siendo el garante de su permanencia.

IV

Desarrollé esta columna usando un ejemplo chileno como vector, y fue a propósito. Actualmente el gobierno de Chile tiene uno de los proyectos sociales mas trascendentales, y sobre todo concretos, que he visto. Detectan comunidades y PYMEs (Pequeñas y medianas industrias) que posean productos con alto potencial de mercadeo internacional, para sumar al ya importante prestigio de marca-país logrado a pulso y trabajo a partir de 1990, año de la caída de una de las dictaduras mas infames que recuerde el continente y que le hizo flaco favor a la imagen del país. Estas comunidades organizadas son asesoradas en aspectos marcarios, legales, administrativos, se les explica como acceder a créditos subsidiados y lo más impresionante por inédito: Son puestas en contacto con diseñadores para que les enseñen a tener empaques y logotipos competitivos ¡La victoria mas contundente del antipopulismo o del subsidio que muere en saco sin fondo!

Las ideas no deben ser robadas, pero pueden ser copiadas. Sería maravillosa una asesoría de experimentos exitosos como este, una que nos lleve a vender los dulces abrillantados de Mérida o el Cocuy pecayero por el mundo, desde casas y pueblos en los que sus moradores vivan dignamente por hacerlo. Micro empresarios que construyan país.

Comentarios

La Hija de Zeus ha dicho que…
Que buen seria, y como bien dices, esa seria una manera excelente de promover el bienestar de las colectividades.

Me ha encantado tu post..

un abrazote
Jorge Beltrán ha dicho que…
Hola, Soy JOrge Beltrán, Cocinero Chileno.
Excelente comentario sobre lo que nos pasa con los productos elaborados por nuestras culturas originarias, no solo por los mapuches, sino tambien por aquellos del norte, Aymaras y Atacameños, cuyos productos tambien son comercializados por terceron, sin dar nada a cambio a las colectividades que lo producen.
esto nos hace pensar más en devolver la mano a estas personas que con esfuerzo hacen llegar sus manjares a nuestras mesas.

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