PREGUNTAS (y 3)

¿Cuál es tu especialidad? Curiosa pregunta, la que enfrentamos con bastante frecuencia los cocineros al salir a la sala para atender a un cliente. Siempre tenemos alguna respuesta a boca de jarro, sabemos que en este negocio los silencios generan desconfianza, pero al escudriñar la ocasión, podemos entender que una respuesta certera es la antítesis misma de la labor del cocinero. En un restaurante la función, en parte, de quien comanda los fogones es hacer un menú, en la práctica es un ejercicio democrático en el que se pretende complacer a la variedad hipotética de clientes que habrán de venir. Inclusive, en aquellos casos en los que la propuesta gastronómica está fuertemente constreñida a conceptos étnicos y a pocos ingredientes, como por ejemplo un restaurante de asados argentinos; los vegetarianos o los carnívoros consumados tienen su espacio y su oferta. Para los primeros el hábil mesonero deberá responder “la especialidad de la casa es la tradicional ensalada verde” y para los segundos quizás sea “¿desea probar los cortes especialidad de la casa?” Más curiosa resulta la pregunta cuando la cotejamos con las estadísticas: ¡ 99 % de quiénes la hacen son hombres! La respuesta a esta singularidad se arrellana en las mismas simientes de nuestros hogares… sobre todo los fines de semana.

Aunque suene sexista el comentario, es fácil aceptar que la mayoría de los hombres de nuestro país se convierten en héroes gastronómicos los fines de semana. Han cebado con esmero una decena de recetas y ese catálogo excepcional, limitado si se compara con la enciclopedia que recitan de memoria sus esposas, constituye justamente el compendio de “sus especialidades”. Nadie les pregunta a las mamás por su especialidad, pero todos tenemos un padre especialista. Mi especialidad es la parrilla, ¡tienes que probar el pollo al curry de Raúl!, ¿has probado el lomito al trapo de mi marido? … frases que engalanan mesas de fin de semana y tertulias copadas de vajilla sucia y cocina desordenada.

En Venezuela se han hecho intentos para documentar lo que podríamos bautizar como “Cocina Masculina”, a través de libros como Quién es quién en la cocina” editado por la Fundación Herrera Luque, los libros de Miro Popic, Renato Rodríguez y Claudio Nazoa o gracias a la labor de poetas como Carlos Contramaestre y el Catire Hernández D´Jesús, que desde sus cuarteles del Techo de la Ballena legaron cientos de páginas con las recetas de sus amigos poetas, que dicho sea de paso, suelen ser grandes cocineros.

Comience usted por “levantar” las recetas de los hombres de su casa, suelen ser recetas que funcionan porque que han sido probadas y experimentadas cientos de veces por obsesionados amos de casa que las conocen al milímetro. De la reunión de esos manuscritos con seguridad saldrá El Gran Libro de las Especialidades masculinas de Venezuela.

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